"Pato" Larralde |
J. B. Larralde |
Hernán Zicarelli |
Claudio Fazio |
Sauron |
Sauron |
Sauron |
Sauron |
Sauron |
El pasado miércoles 15 de julio se llevó a cabo
una nueva edición del Club de la Muerte, ciclo mensual organizado por Banda de
la Muerte en el que se congregan diversas bandas para hacernos vivir una
experiencia diferente, cuya propuesta me resultó bastante interesante y
diferente a otros festivales a los que suelo concurrir.
Hërpes fue la encargada de dar comienzo a la XV
edición del Club de la Muerte. Esta banda oriunda de la ciudad de Buenos Aires,
a mi criterio difícil de encasillar dentro de un estilo musical concreto, dijo
presente y salió a patear cabezas con sus clásicas capuchas negras. Sonido
crudo, distorsión y mucha actitud resumen en pocas palabras la puesta en escena
de esta formación que se presentó en un recinto con bastante cantidad de
público por tratarse de un día de semana (lo que confirma que cuando hay ganas
de disfrutar, no hay excusas ni pretextos que valgan).
El telón se cerró para dar paso a Sauron, banda
comandada por el grandioso Pato Larralde, cuya sombra es inconfundible y su sola
presencia es sinónimo de que lo mejor está por venir. Con su clásica botella de
vino tinto en mano y sin rodeos, arrancó con una aguerrida versión de “Madura
el Limón”. Guitarras ajustadísimas a cargo de J. B. Larralde y una insuperable
base de bajo y batería a cargo de Hernán Zicarelli y Claudio Fazio, hicieron
que la banda sonara por sí sola.
Si el primer tema nos puso en clima, “La Luz
Mala” fue un golpe directo a la cabeza. La oscuridad que transmiten las letras y
los sonidos de cada uno de los instrumentos ejecutados, sumados al particular
timbre de voz y actitud de tamaño frontman arriba del escenario, es una
experiencia que merece ser vivida en vivo y en directo, y no contada en unas
breves líneas por quien suscribe.
“El Color que cayó del Cielo”, “Niño Lobo” y
“Conjuro” fueron los elegidos para continuar con este breve pero intenso set
list. Y cuando digo breve me refiero a una cuestión meramente sensorial y perceptiva,
no tanto en cuanto a tiempo físico respecta, ya que Sauron nos deleitó con nueve de sus mejores temas, luciéndose en el escenario a fuerza de calidad y pura
pasión por aproximadamente 45 minutos.
“Cruces” tiñó la noche al mejor estilo
sabbathesco, con matices bien setenteros y una oscuridad casi impenetrable.
Fueron varios minutos en los cuales la banda mostró su mayor crudeza en vivo,
con luces tenues acompañando y ambientando un recinto colmado de espectadores
atónitos ante tal despliegue de talento.
El infaltable “Pastor de Glew” de “El Último
Árbol Sobre La Tierra (2012) sentenciaba un “¡¡¡Muerte a los Humanos!!!” con más
furia y convicción que nunca, dando paso a “Mis Demonios”, un himno del álbum
“La Guerra del Fuego” (2009).
Y para el final atesoraron una gema: “Humo Eléctrico”. En resumen, fue una contundente presentación la de Sauron en el Roxy, dejándonos satisfechos y con sed de más, como suelen hacer cada vez que suben a un escenario.
La frutilla del postre estuvo a cargo de Banda
de la Muerte, organizadora de estos cada vez más convocantes ciclos conocidos como
“Club de la Muerte”. Pasadas las 23 y con un recinto lleno, se abrieron los
telones para que esta formación comenzara a desplegar todo su potencial.
Caracterizados por un sonido crudo y alternando
entre la más exquisita velocidad y los repentinos medios tiempos, Banda de la
Muerte aprovechó la ocasión para presentar temas de su nuevo disco “8894”. Para
aquellos que creen que en materia musical ya está todo inventado, escuchen este
interesante cóctel donde priman ingredientes hardcore con sonidos alternativos
y tintes heavy metal.
Tres bandas afines, tres propuestas acordes en una
sola velada para cortar la semana al medio y tres estilos caracterizados por la
originalidad sonora, hacen que el saldo de esta fecha sea más que positivo. ¡A seguir
dando cátedra, maestros!
Por Valeria Vizioli