¿Cómo ser originales con una banda que en menos de tres años nos ha visitado cuatro veces? ¿Qué más se puede decir que hasta ahora no haya sido dicho? Deep Purple tiene esta particularidad: sus miembros siempre dan que hablar. Y para bien…
Todavía recuerdo aquel recital de los geniales británicos en el Luna Park en febrero de 2008, y ni que hablar de aquella presentación que dieron en el mítico estadio Obras por diciembre de 2006. Es que Deep Purple no es una banda cualquiera. No es una banda más. Es historia. Es leyenda. Es pasión.
Si bien sus recitales no se caracterizan por la gran diversidad de temas que presentan (recordemos que vienen repitiendo las mismas canciones con excepción de algún que otro track), hay que convenir que el set list deja conforme a todos los fans. Desde sus comienzos allá por los 60 hasta sus últimos trabajos, estos muchachos se dan el gusto de tocar temas de los más variados. Infaltables canciones de “Shades of Deep Purple” (su primer material de estudio), “Machine Head” (el álbum que quizás más hits tuvo a nivel comercial mundial) y “Perfect Strangers” -sólo por mencionar algunos-, sonaron a toda máquina en el escenario del Luna Park. ¿La novedad? Que esta vuelta tocaron “The Battle Rages On”.
Suena repetitivo y hasta quizás aburrido mencionar el set list completo de una banda cuyos temas se repiten año a año en nuestro país. De todas formas aquellos que no tuvieron la posibilidad de asistir al show, tranquilamente pueden imaginarse qué tocaron y qué no (¿habrán hecho “Burn” con esta formación esta vez?).
Interiorizándonos en lo que fue el recital en sí mismo, hay un par de cuestiones a comentar. En primer lugar, es de remarcar que la voz de Ian Gillan tuvo algunos altibajos que, sin embargo, sin esforzar demasiado los agudos, pasaron desapercibidos. Steve Morse, por su lado, cambió su repertorio de solos y nos sorprendió con algunos acordes de “Paranoid” de Black Sabbath, "You really got me" de los Kinks y "Can’t explain" de los Who. Nada de Zeppelín o ACDC, como generalmente suele tocar. Creatividad pura. El resto de los integrantes (sin desmerecer sus roles musicales dentro de la banda), aportó todo su profesionalismo y carisma para que el show resultara en una gran fiesta.
En suma, Deep Purple suena como en sus primeras épocas pero con mucha más experiencia bajo sus espaldas. Nada más que decir.
Por Valeria Vizioli
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