viernes, 10 de junio de 2011

ANGRA en Argentina - El Teatro de Flores - 21/05/11


Angra resulta a estas alturas una banda cercana para el público argentino y este factor puede resultar un arma de doble filo. Si bien por un lado puede ser sinónimo de fidelidad por parte de la audiencia a través de los años, por el otro puede denotar una pérdida de interés por parte de la gente si es que la propuesta del grupo no mantiene su frescura y potencia a medida que pasa el tiempo. Los brasileros ya han tocado en el país en repetidas oportunidades desde su desembarco inicial. En estadios llenos y junto a grupos del calibre de Iron Maiden o Slayer, hasta en recintos pequeños como cabezas de cartel en sus últimas giras mundiales. No son nuevos ni hace falta ya presentarlos.

El show que la agrupación ofreció en El Teatro de Flores ofreció un contraste, quizás producto del factor señalado. Principalmente porque la audiencia no acompañó como otras ocasiones. Esto pudo haberse debido a bolsillos flacos por la cercanía con el fin del mes, junto al aliciente de que muchos de los potenciales concurrentes hayan optado por elegir ver a otra banda en vez de disfrutar otra vez del quinteto.

Pero a pesar de que el lugar no estuvo colmado y el sonido que tardó en acomodarse a la propuesta de los brasileños, el público estuvo presente y los músicos se entregaron a ellos sin importar cuantos hubiera del otro lado de la valla. A pesar del virtuosismo desplegado desde el primero de sus discos hasta el más reciente “Aqua”, cuya presentación oficial era el motivo primario de la visita, los integrantes de Angra no dejan de ser personas. Precisamente el costado humano de la banda pudo apreciarse de manera íntegra en la noche de Flores, encarnado en el profesionalismo y capacidad de los músicos por sacar adelante una situación imprevista con altura y respeto por quienes estaban del otro lado observándolos.

Además de algunos desacoples sonoros iniciales que luego se arreglaron, la voz de Edu Falaschi no tuvo una noche atinada. Casi desde el arranque del show el frontman comenzó a tener problemas a la hora de alcanzar notas demasiado altas, hecho que se agravó a medida que se sucedieron las canciones. Luego del potente arranque con la intro “Viderunt Te Aquae" pegada a "Arising Thunder”, junto a los clásicos “Angels Cry” y “Nothing To Say”, las cuerdas vocales del cantante comenzaron a sufrir durante “Heroes Of Sand”. La dificultad fue tan notoria que para la siguiente “The Voice Commanding You”, Falaschi dejó el escenario y su lugar lo ocupó, con muy buenos resultados por cierto, Rafael Bittencourt. Luego y con la voz principal ya sobre las tablas de nuevo, la banda agradeció el apoyo constante de la gente con los clásicos cantitos tribuneros que “nos hacen dar la impresión de que estamos en una cancha de fútbol”, según dijo el cantante; que luego se disculpó por los problemas con un sincero “estos son los riesgos de tocar un show en vivo. No somos como Britney Spears…”, que despertó aplausos igual de sinceros entre los presentes.

A pesar de las dificultades, la banda puso el pecho y terminó por salir airosa de la situación. En los momentos necesarios, la dupla de guitarras compuesta por Bittencourt y Edu Falaschi se robó el show, demostrando que además de carisma es necesario tener talento para hacer que la gente se concentre siempre en la música. La base sólida del bajo a cargo de Felipe Andreoli fue una garantía durante toda la noche y entregó momentos de virtuosismo, cuando la banda repasó su repertorio más progresivo. Por último, tras los parches estuvo Ricardo Confessori que le hizo honor a toda su experiencia y regaló momentos inolvidables como cuando sonó “Carolina IV” y el típico ritmo de Brasil en las percusiones se apoderó del recinto.

La lista de temas tuvo varios momentos de “Aqua”, pero lejos de plantar bandera sólo con su producción más nueva, los brasileños hicieron un recorrido por toda su discografía sin dejar de lado ninguna placa. Los momentos ya mencionados junto a “Lisbon” y el demoledor combo “Carry On/Nova Era”, hicieron olvidar a los presentes de todo desacople durante el show, que superó la hora y media de duración. Pero si de disfrute se trataba la cosa, la perla quedó para el bis. Los brasileros dejaron para el cierre su ya clásico cambio de instrumentos en la formación e interpretaron el himno “Heaven And Hell” de Black Sabbath. Andreoli pasó a la batería, Falaschi se colgó una guitarra, Confessori tomó la otra, Loureiro tomó el bajo y Bittencourt volvió a agarrar el micrófono. Broche de oro para una noche en la que Angra demostró que sus integrantes son humanos, aunque a veces en el estudio no lo parezcan. Fue justamente esta situación la que los hizo salir airosos de Buenos Aires y los acercó más que nunca a un público que, a su manera, cada vez los siente más propios.


Por Diego Urbaneja

Agradecemos a Lucia Chiarenza & 4G Producciones

No hay comentarios:

Publicar un comentario