Van Halen vuelve a las pistas y arremete con un tremendo nuevo disco: “A Different Kind of Truth”. La banda de Eddie & Lee Roth dice, una vez más “presente”, y de la mano de este álbum salen de gira. ¡Esperamos tenerlos pronto en Argentina!
Si hay algo que resulta complejo para mí, es comentar lo que seguramente será uno de los lanzamientos del año. ¿Y eso debido a qué? A que no es fácil para quien creció a la par de sus gloriosos primeros discos con el tándem Van Halen Bros-Lee Roth deba distanciarse del sentimiento que todo esto conlleva y lograr ser analítico.
Como único ingrediente sentimental que pienso desarrollar, es que el sólo hecho de que vuelvan casi tres décadas después con nuevo material, con su consabida gira y pese a la única ausencia de Michael Anthony, de por sí es maravilloso, aunque el material te aseguro que está a la altura de las circunstancias...
El disco comienza con “Tattoo”, el corte difusión (y por algunos reclamado por ser una vieja idea con forma de demo actualizada para la ocasión), con el típico estribillo fácil que ellos siempre supieron fructificar y siendo prácticamente el único tema que deja escuchar, de manera poco perceptible, el teclado, dando Eddie la primera muestra de esa virtud de la que vuelve a gozar para mostrar que todo está en excelente forma. Sigue “She’s The Woman” (tomado de los demos de la banda de 1977), en donde dejan ver el costado duro que aún saben desarrollar y en el que ya se nota, obviamente un poco más áspera, la voz de Lee Roth que, a pesar de todo, sigue estando en gran forma.
“You and Your Blues” nos muestra la actualidad, un tema maduro (incluso más sofisticado, cercano al concepto del incomprendido por muchos “III”), siguiéndole al mismo “China Town” (llamativamente agresivo, en alza y haciendo estallar todo por los aires) para desembocar en “Blood and Fire” (perteneciente a Eddie, de la época de “1984”), un tema tipo himno sentimental (en lo que a Van Halen puede interpretarse), y continuar con “Bullethead”, un clásico tema duro de los típicos en su carrera.
“As Is” abre la segunda mitad del disco con una dureza cercana al concepto de “China Town”, siendo “Honeybabysweetiedoll” como otra muestra que nos permite inferir que este regreso (al menos en la fase composición y edición) es muy auspicioso.
“The Trouble With Never” es quizás uno de los más emblemáticos y gustosamente típicos temas que esta formación supo crear para la ocasión, mientras que “Outta Space” (también extraído de los demos del ‘77) nos trae lo mejor de los ´80, junto con el que le sigue “Stay Frosty” que nos indica que todo está donde debe estar y taza taza... ¡Cada cual a su casa! ¿Se capta?
“Big River” resulta ser un tema profundo en el cual Eddie demuestra que sigue en buena forma, culminando la placa con “Beats Workin’”, en el que dejan como corolario que el estilo y la magia están de regreso, que la ausencia de Anthony es bien trabajada por Wolfgang, ya asentado y en funciones plenas, desde ejecución a coros, y, en lo personal creo, con un gusto especial para la banda, pues nadie en el mundo esperaba un disco de este nivel a esta altura de los acontecimientos, en donde nada sobra, no tiene temas de relleno (por el contrario) y resulta ser un disco que no tiene desperdicio.
Si hay algo que resulta complejo para mí, es comentar lo que seguramente será uno de los lanzamientos del año. ¿Y eso debido a qué? A que no es fácil para quien creció a la par de sus gloriosos primeros discos con el tándem Van Halen Bros-Lee Roth deba distanciarse del sentimiento que todo esto conlleva y lograr ser analítico.
Como único ingrediente sentimental que pienso desarrollar, es que el sólo hecho de que vuelvan casi tres décadas después con nuevo material, con su consabida gira y pese a la única ausencia de Michael Anthony, de por sí es maravilloso, aunque el material te aseguro que está a la altura de las circunstancias...
El disco comienza con “Tattoo”, el corte difusión (y por algunos reclamado por ser una vieja idea con forma de demo actualizada para la ocasión), con el típico estribillo fácil que ellos siempre supieron fructificar y siendo prácticamente el único tema que deja escuchar, de manera poco perceptible, el teclado, dando Eddie la primera muestra de esa virtud de la que vuelve a gozar para mostrar que todo está en excelente forma. Sigue “She’s The Woman” (tomado de los demos de la banda de 1977), en donde dejan ver el costado duro que aún saben desarrollar y en el que ya se nota, obviamente un poco más áspera, la voz de Lee Roth que, a pesar de todo, sigue estando en gran forma.
“You and Your Blues” nos muestra la actualidad, un tema maduro (incluso más sofisticado, cercano al concepto del incomprendido por muchos “III”), siguiéndole al mismo “China Town” (llamativamente agresivo, en alza y haciendo estallar todo por los aires) para desembocar en “Blood and Fire” (perteneciente a Eddie, de la época de “1984”), un tema tipo himno sentimental (en lo que a Van Halen puede interpretarse), y continuar con “Bullethead”, un clásico tema duro de los típicos en su carrera.
“As Is” abre la segunda mitad del disco con una dureza cercana al concepto de “China Town”, siendo “Honeybabysweetiedoll” como otra muestra que nos permite inferir que este regreso (al menos en la fase composición y edición) es muy auspicioso.
“The Trouble With Never” es quizás uno de los más emblemáticos y gustosamente típicos temas que esta formación supo crear para la ocasión, mientras que “Outta Space” (también extraído de los demos del ‘77) nos trae lo mejor de los ´80, junto con el que le sigue “Stay Frosty” que nos indica que todo está donde debe estar y taza taza... ¡Cada cual a su casa! ¿Se capta?
“Big River” resulta ser un tema profundo en el cual Eddie demuestra que sigue en buena forma, culminando la placa con “Beats Workin’”, en el que dejan como corolario que el estilo y la magia están de regreso, que la ausencia de Anthony es bien trabajada por Wolfgang, ya asentado y en funciones plenas, desde ejecución a coros, y, en lo personal creo, con un gusto especial para la banda, pues nadie en el mundo esperaba un disco de este nivel a esta altura de los acontecimientos, en donde nada sobra, no tiene temas de relleno (por el contrario) y resulta ser un disco que no tiene desperdicio.
Por Alejandro Barcos
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