La tarde-noche comenzó con los chaqueños de Spiritual y su hard rock al estilo Rainbow que, a pesar de que se los notó un poco nerviosos, pudieron dar un muy buen set. A continuación le siguió Aveidon, quienes sonaron de una manera excepcional. La tercer banda de la noche fue Le Fou, que aprovechó la oportunidad para seguir presentando su disco “Sueños Encerrados”. Y para el cierre de bandas locales subió al escenario Paranoia Metal que, con su alto heavy metal, nos dejaron más que encendidos para el plato principal de la jornada.
A eso de las 22:00, tras los gritos de la gente que ya empezaba a cantar, las luces se apagaron por última vez y el sonido de un motor comenzó a surgir en las penumbras. Era el momento que esperé por algo así como 20 años: los hermanos De Castro, Carlos (guitarra, armónica y voz) y Armando (guitarra, guitarra slide y voz) acompañados de Gorka Alegre (bajo) y Rafa Díaz (batería) hicieron sonar la noche de Palermo con su “Barón Rojo”. Sin respiro alguno le siguió “Incomunicación” como para comenzar una noche llena de clásicos, y con mi maquina del tiempo haciéndome volver a los `80`s, con sus coreografías de saltos a la redonda, moviendo instrumentos al estilo “Deuce” de Kiss, patadas y caminatas en semicuclillas. A eso sumémosle temas como “Larga vida al rock and roll”, “El presidente”, o “Cuerdas de acero” que hicieron el delirio general de las 1400 almas allí presentes. Todo casi sin respiro entre tema y tema, ya que las palabras fueron reemplazadas por pura música.
Llegada la hora de su tema homenaje a nuestras tierras, Armando a modo de disculpas por haber tardado casi 15 años en volver a estas pampas nuestras, nos dedicó el instrumental “Buenos Aires”. Francamente, a esta altura yo ya había más que perdido la cabeza por los tremendos regalos de “Concierto para ellos”, “Breakthoven”, “Los rockeros van al infierno” y “Las flores del mal”, tema en el que realizaron un medley tributo a Kiss (“Lick it up”) y Judas Priest (“You’ve got another thing coming”).
Pero como todo lo bueno tiene un final, a este show también le tocó, y los barones se despidieron. Los hermanos con ganas de más los siguieron ovacionando durante algo así como 10 minutos, hasta que volvieron a salir. Era la hora de los bises, momento en que Armando vio la bandera de unos fans de Laferrere y sentenció: “por esa bandera que está de puta madre” y lanzaron “Tierra de vándalos”, (no incluida en el set list original), “Resistiré”, “Se escapa el tiempo”, “Hijos de Caín” y dedicada a todos nosotros “Siempre estás allí”. Dos horas y media transcurrieron desde el comienzo del show hasta que las luces se volvieron a encender y la magia se acabó.
Un maravilloso final para un tremendo concierto lleno de clásicos y emotividad. Se despidieron de nosotros con el tradicional revoleo de púas y palillos. Sólo me resta decir dos cosas: gracias a mi improvisado fotógrafo y amigo del acero Natalio “Fafo” Granek de La Grossa, y gracias Barones por la magia. Y si me voy al infierno con guías como estos, por Crom que lo hago con gusto.
A eso de las 22:00, tras los gritos de la gente que ya empezaba a cantar, las luces se apagaron por última vez y el sonido de un motor comenzó a surgir en las penumbras. Era el momento que esperé por algo así como 20 años: los hermanos De Castro, Carlos (guitarra, armónica y voz) y Armando (guitarra, guitarra slide y voz) acompañados de Gorka Alegre (bajo) y Rafa Díaz (batería) hicieron sonar la noche de Palermo con su “Barón Rojo”. Sin respiro alguno le siguió “Incomunicación” como para comenzar una noche llena de clásicos, y con mi maquina del tiempo haciéndome volver a los `80`s, con sus coreografías de saltos a la redonda, moviendo instrumentos al estilo “Deuce” de Kiss, patadas y caminatas en semicuclillas. A eso sumémosle temas como “Larga vida al rock and roll”, “El presidente”, o “Cuerdas de acero” que hicieron el delirio general de las 1400 almas allí presentes. Todo casi sin respiro entre tema y tema, ya que las palabras fueron reemplazadas por pura música.
Llegada la hora de su tema homenaje a nuestras tierras, Armando a modo de disculpas por haber tardado casi 15 años en volver a estas pampas nuestras, nos dedicó el instrumental “Buenos Aires”. Francamente, a esta altura yo ya había más que perdido la cabeza por los tremendos regalos de “Concierto para ellos”, “Breakthoven”, “Los rockeros van al infierno” y “Las flores del mal”, tema en el que realizaron un medley tributo a Kiss (“Lick it up”) y Judas Priest (“You’ve got another thing coming”).
Pero como todo lo bueno tiene un final, a este show también le tocó, y los barones se despidieron. Los hermanos con ganas de más los siguieron ovacionando durante algo así como 10 minutos, hasta que volvieron a salir. Era la hora de los bises, momento en que Armando vio la bandera de unos fans de Laferrere y sentenció: “por esa bandera que está de puta madre” y lanzaron “Tierra de vándalos”, (no incluida en el set list original), “Resistiré”, “Se escapa el tiempo”, “Hijos de Caín” y dedicada a todos nosotros “Siempre estás allí”. Dos horas y media transcurrieron desde el comienzo del show hasta que las luces se volvieron a encender y la magia se acabó.
Un maravilloso final para un tremendo concierto lleno de clásicos y emotividad. Se despidieron de nosotros con el tradicional revoleo de púas y palillos. Sólo me resta decir dos cosas: gracias a mi improvisado fotógrafo y amigo del acero Natalio “Fafo” Granek de La Grossa, y gracias Barones por la magia. Y si me voy al infierno con guías como estos, por Crom que lo hago con gusto.
Por Martín Acha
Agradecemos a Gabriela Sisti la acreditación al show.
Agradecemos a Gabriela Sisti la acreditación al show.
No hay comentarios:
Publicar un comentario