Dejando de lado los antecedentes de un músico de la
talla de Michael Schenker, con los cuales ya podríamos dar por concluida
la reseña, diciendo que una vez más, ha superado los objetivos
propuestos, voy a intentar contar, para quienes no hay podido
escucharlo, como suena Bridge de Gap, álbum que vio la luz a finales del
año 2013.
Para esta ocasión reunió a Francis Buchholz en bajo, Herman Rarebell en batería, Wayne Findlay en guitarra rítmica y teclados y por último, pero
no por eso menos importante, el escocés Doogie White, que se hace cargo
del micrófono, para ponerle al disco su registro vocal, como
complemento perfecto.
Y digo perfecto, no solo porque es a mi criterio, uno de los más
interesantes cantantes dentro del estilo, sino porque logra, junto al
resto de la formación, ese sonido clásico tan particular que poseía
Schenker en su mejor etapa como solista, recreando ese clima mágico que
solo los grandes pueden lograr.
Luego de la breve introducción instrumental "Neptune Rising" aparece un
contundente riff para dar comienzo a "Where The Wild Winds Blow", donde
se mezclan diversas melodías de metal clásico con unos aires flamencos
que no temen colarse en algunos momentos, manteniendo un clima épico,
que va a dejar en claro lo que va a suceder de ahí en más.
El tercer tema consolida la estructura hard rock, ya que "Horizons"
resulta ser uno de esos siempre necesarios temas veloces, donde la
adrenalina va creciendo de la mano de las cuerdas del maestro, que
despliega sus mejores virtudes, acompañado por el desempeño de White y
esa base rítmica que, a la altura de las circunstancias, arrolla sin
pausa a cualquier oyente desprevenido, que inmediatamente se va a
encontrar con una de las canciones más lindas del disco, que
particularmente me transporta a aquella vieja época de un Rainbow con
este mismo Doogie White, que parece contarnos una historia con final
feliz.
Melódica de comienzo a fin, "Lord Of The Lost And Lonely", tiene un
estribillo de esos que resuena en la memoria después de escucharlo, una
base rítmica y, como siempre, un Sckenker contundente. Lo mismo ocurre
con "Rock'n'Roll Symphony", Schenker y White, donde compiten en una
carrera en la que salen en primer lugar ambos, ya que la guitarra y la
voz resumen en menos de cuatro minutos el concepto de cómo es hacer un
tema impecable, para bajar los decibeles con "To Live For The King", que
nos lleva a vidas pasadas, donde un siempre presente Ronnie J. Dio,
gracias al registro que alcanza White, nos permiten levitar en una de
las mejores composiciones del disco.
Clásico por donde se lo escuche,
los dedos de Schenker vuelven a mostrarnos por qué, como dije al
comienzo, superó los objetivos.
"Land Of Thunder" sumamente inspirado, nos da una sólida performance de
todos los músicos, donde la velocidad arremete nuevamente como si
estuviéramos en esa montaña rusa de la que no dan ganas de bajarse.
Mismo espíritu clásico que hace del álbum, ya a la mitad del mismo, un
infaltable para todo aquel fanático de Schenker.
Y sin solución de continuidad, una bella "Temple Of The Holy", nos
vuelve a llevar a esos terrenos donde delicados punteos, riffs que
machacan pero con la sutileza del medio tiempo, que engancha a la
perfección "Shine On", otro de esos hermosos momentos nostálgicos donde
cada uno de los instrumentos amalgama para hacer lo más parecido a una
balada épica, con la delicadeza ideal que tiene la voz de Doogie White,
quién sigue deleitándonos con el mediotiempo "Bridges We Have Burned",
otro de los temas que hacen de este disco, una exquisita pieza de
colección.
Schenker sabe lo que busca, y White le permite llegar a ese
preciso lugar donde el buen gusto y la emoción, hacen uno de esos himnos
que adoramos, quienes gustamos del heavy metal clásico.
Y la potencia vuelve cerca del final, con un riguroso "Because You
Lied", potente, atrevido casi, ya que marca la diferencia de todo lo que
venía sonando hasta ahora, con un Schenker que se impone por ante el
resto de la agrupación, ya que el eje parece estar en la guitarra, y la
interpretación vocal de White adquiere otro matiz, más agudo e
imperativo, a la par del concepto que nos quiere transmitir el maestro,
para volver al comienzo de la historia, con la maravillosa "Black Moon
Rising", otro de esos himnos que tiene el álbum, con la exquisitez del
Doogie White, la perfección de la armonía de las melodías que esa
guitarra nos ofrece, una vez más.
Y si bien el disco está a poco de terminar, parece que Sckenker no
escatimó en gastos, porque "Dance For The Piper", sigue siendo una
muestra clara del talento y el buen gusto que se hacen presentes en el
riff y en el solo que posee el tema, transmitiendo sensaciones que sin
duda van a quedar grabadas a fuego en quien tenga la posibilidad de
acceder a este gran disco, que cierra con "Faith" y Don Dokken en la voz, hermoso tema lento de
raigambre acústica, coronando una de las mejores creaciones que nos dejó
el 2013.
Por Mariana Weingast
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