jueves, 20 de febrero de 2014

Michael Schenker's Temple Of Rock - "Bridge The Gap" (2013)

Dejando de lado los antecedentes de un músico de la talla de Michael Schenker, con los cuales ya podríamos dar por concluida la reseña, diciendo que una vez más, ha superado los objetivos propuestos, voy a intentar contar, para quienes no hay podido escucharlo, como suena Bridge de Gap, álbum que vio la luz a finales del año 2013.
 
Para esta ocasión reunió a Francis Buchholz en bajo, Herman Rarebell en batería, Wayne Findlay en guitarra rítmica y teclados y por último, pero no por eso menos importante, el escocés Doogie White, que se hace cargo del micrófono, para ponerle al disco su registro vocal, como complemento perfecto. Y digo perfecto, no solo porque es a mi criterio, uno de los más interesantes cantantes dentro del estilo, sino porque logra, junto al resto de la formación, ese sonido clásico tan particular que poseía Schenker en su mejor etapa como solista, recreando ese clima mágico que solo los grandes pueden lograr. 
 
Luego de la breve introducción instrumental "Neptune Rising" aparece un contundente riff para dar comienzo a "Where The Wild Winds Blow", donde se mezclan diversas melodías de metal clásico con unos aires flamencos que no temen colarse en algunos momentos, manteniendo un clima épico, que va a dejar en claro lo que va a suceder de ahí en más. 
 
El tercer tema consolida la estructura hard rock, ya que "Horizons" resulta ser uno de esos siempre necesarios temas veloces, donde la adrenalina va creciendo de la mano de las cuerdas del maestro, que despliega sus mejores virtudes, acompañado por el desempeño de White y esa base rítmica que, a la altura de las circunstancias, arrolla sin pausa a cualquier oyente desprevenido, que inmediatamente se va a encontrar con una de las canciones más lindas del disco, que particularmente me transporta a aquella vieja época de un Rainbow con este mismo Doogie White, que parece contarnos una historia con final feliz. 
 
Melódica de comienzo a fin, "Lord Of The Lost And Lonely", tiene un estribillo de esos que resuena en la memoria después de escucharlo, una base rítmica y, como siempre, un Sckenker contundente. Lo mismo ocurre con "Rock'n'Roll Symphony", Schenker y White, donde compiten en una carrera en la que salen en primer lugar ambos, ya que la guitarra y la voz resumen en menos de cuatro minutos el concepto de cómo es hacer un tema impecable, para bajar los decibeles con "To Live For The King", que nos lleva a vidas pasadas, donde un siempre presente Ronnie J. Dio, gracias al registro que alcanza White, nos permiten levitar en una de las mejores composiciones del disco. 
 
Clásico por donde se lo escuche, los dedos de Schenker vuelven a mostrarnos por qué, como dije al comienzo, superó los objetivos. "Land Of Thunder" sumamente inspirado, nos da una sólida performance de todos los músicos, donde la velocidad arremete nuevamente como si estuviéramos en esa montaña rusa de la que no dan ganas de bajarse. 
 
Mismo espíritu clásico que hace del álbum, ya a la mitad del mismo, un infaltable para todo aquel fanático de Schenker. Y sin solución de continuidad, una bella "Temple Of The Holy", nos vuelve a llevar a esos terrenos donde delicados punteos, riffs que machacan pero con la sutileza del medio tiempo, que engancha a la perfección "Shine On", otro de esos hermosos momentos nostálgicos donde cada uno de los instrumentos amalgama para hacer lo más parecido a una balada épica, con la delicadeza ideal que tiene la voz de Doogie White, quién sigue deleitándonos con el mediotiempo "Bridges We Have Burned", otro de los temas que hacen de este disco, una exquisita pieza de colección. 
 
Schenker sabe lo que busca, y White le permite llegar a ese preciso lugar donde el buen gusto y la emoción, hacen uno de esos himnos que adoramos, quienes gustamos del heavy metal clásico. Y la potencia vuelve cerca del final, con un riguroso "Because You Lied", potente, atrevido casi, ya que marca la diferencia de todo lo que venía sonando hasta ahora, con un Schenker que se impone por ante el resto de la agrupación, ya que el eje parece estar en la guitarra, y la interpretación vocal de White adquiere otro matiz, más agudo e imperativo, a la par del concepto que nos quiere transmitir el maestro, para volver al comienzo de la historia, con la maravillosa "Black Moon Rising", otro de esos himnos que tiene el álbum, con la exquisitez del Doogie White, la perfección de la armonía de las melodías que esa guitarra nos ofrece, una vez más. 
 
Y si bien el disco está a poco de terminar, parece que Sckenker no escatimó en gastos, porque "Dance For The Piper", sigue siendo una muestra clara del talento y el buen gusto que se hacen presentes en el riff y en el solo que posee el tema, transmitiendo sensaciones que sin duda van a quedar grabadas a fuego en quien tenga la posibilidad de acceder a este gran disco, que cierra con "Faith" y Don Dokken en la voz, hermoso tema lento de raigambre acústica, coronando una de las mejores creaciones que nos dejó el 2013.
Por Mariana Weingast

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