Eterno Retorno es el cuarto
disco de estudio de Montreal, cuyo resultado es el producto de un intenso y
meticuloso trabajo y de la conjugación de fuerzas, ganas, habilidades y sobre
todo mucha garra por parte de sus integrantes Claudio Vattino (voz), Gustavo
Ruben (guitarra), Gustavo Acosta (bajo) y Matías Pena (batería).
El CD cuenta con 11 temas
más 2 bonus track. “Volviendo a Empezar” es el elegido para dar un comienzo
bien arriba y por demás poderoso, anticipándonos a aquello que vendrá a medida
que transcurran las pistas. “Adrenalina” es uno de los temas más gancheros de
este álbum; personalmente creo que tiene todos los ingredientes para
convertirse en otro de los clásicos de la banda, al combinar casi a la perfección
los sonidos de cada instrumento sumado a una letra que acompaña con mucho feel
la composición musical.
Para bajar un poco los
decibeles en tercer lugar suena “Ángeles”, tema dedicado a las familias de las
víctimas fallecidas en la tragedia de Cromagnon (2004). Sin ánimos de tomar
partido político, lo que se propone Montreal a través de la letra es narrar y
transmitir el dolor, la injusticia, la impotencia y la impunidad de este hecho
trágico que marcó un antes y un después en la República Argentina.
A continuación le sigue “Escapando al Dolor”, con toques más metaleros y en el
que se pueden apreciar los riffs de la guitarra en manos de Gustavo Ruben. En
sintonía con el tema anterior, llega el turno de “La Leyenda de la Bruja Negra ”, pieza con tintes
más bien oscuros y en la que pueden apreciarse algunas influencias de bandas
como Black Sabbath.
Nuevamente es el momento de
bajar un cambio y aquietar cabezas y para ello nada mejor que “Seis
Esmeraldas”. Esta es, quizás, una de las obras maestras del álbum. La letra fue
escrita por Claudio Vattino y está especialmente dedicada a su padre y a sus
hijos. (Lamentablemente para aquellos que no saben, Claudio ya no está entre
nosotros para cantarla en vivo pero su voz ha quedado inmortalizada no sólo en
el disco sino en las mentes y en los corazones de quienes tuvimos la
oportunidad de conocerlo y compartir parte de nuestras vidas con él).
En el séptimo lugar se
encuentra “Harto de la
Oscuridad ” para transmitir energía pura y demostrar, una vez
más, que la principal virtud de Montreal es la creación de buen heavy metal. Le
sigue “El Convidado de Piedra”, tema que ya venían presentando en vivo como
adelanto de Eterno Retorno.
Promediando el CD suena “Resurrección”,
el cual comienza con un cálido solo de guitarra para luego introducir la
impecable voz de Claudio. Es un tema medio tiempo en el que se aprecia a cada uno
de los músicos desplegando todas sus artes. Por último, la banda nos deleita
con “En la Ruta Otra
Vez”. Musicalmente hablando, una vez más, vuelve la oscuridad y el lado más
sombrío de esta formación. En mi opinión, creo que no podrían haber elegido un
tema más acertado para el cierre de este disco. Y para el flechazo final, en
los bonus track encontramos dos versiones alternativas de “Adrenalina” y “Seis
Esmeraldas”; este último acompañado por la melodía de unos suaves teclados.
Me gustaría concluir con un
par de opiniones y comentarios que, desde ya, pueden o no ser compartidos por
quienes lean esta reseña. En primer lugar, creo que Eterno Retorno es el
trabajo más elaborado de Montreal y con el que verdaderamente se terminaron de
consagrar (si es que ya no lo habían logrado) como una de las bandas under más
influyentes de la escena porteña. En segundo lugar, considero que la calidad
del sonido logrado en los estudios de Axel Sierra Bas es de primera y se ha
conseguido gracias a un arduo y meticuloso trabajo por parte suya y de la
banda. En tercer lugar, merece mi total reconocimiento el apoyo de Fabián de la Torre , quien confió en todo
momento y nunca dejó de tener puesta la camiseta de Montreal. Asimismo quiero
agradecer a Gerardo Abbenante, quien participó como músico invitado en los
teclados, y a todos aquellos que, de una u otra manera colaboraron e hicieron
posible que este álbum viera la luz.
Por último, debo confesar
que no he podido evitar derramar alguna que otra lágrima mientras escuchaba el
disco y escribía estas líneas. Quiero dedicarle la reseña especialmente a
Claudio Vattino, esté donde esté, para que sepa que sus largas horas de dedicación,
ensayo y composición han dado su fruto y son hoy el orgullo de todos los que lo
admiramos.
Por Valeria Vizioli
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